La violencia en los campos de juego de la Liga Nicoleña de Fútbol continúa siendo motivo de preocupación, y esta semana lamentablemente no fue la excepción. Por sexta semana consecutiva, el torneo Manuel Pirruco Podestá en divisiones inferiores se vio empañado por un triste episodio: una pelea entre padres de las parcialidades de Conesa y Union General Rojo en la vecina delegación de Rojo.
Este incidente refleja una problemática más amplia que va más allá del fútbol. La violencia que presenciamos hoy en día está lamentablemente instalada en nuestra sociedad. Basta con salir a dar una vuelta en automóvil o simplemente observar cómo las personas se tratan al caminar para darse cuenta de que los buenos tratos y la comprensión parecen haberse esfumado.
La rivalidad entre Rojo y Conesa trasciende generaciones, convirtiendo los clásicos en verdaderas batallas campales en lugar de ser simplemente una fiesta popular. Es un llamado crítico a todos los habitantes de estas localidades para poner fin a tanto odio, que por ahora no ha cobrado víctimas fatales, pero que está en constante riesgo de hacerlo.
Lo ocurrido en el campo de juego fue sinceramente una locura: padres golpeándose por partidos de décadas pasadas, por problemas que hasta ahora no han encontrado solución. Es hora de poner fin a esto de una vez por todas.
La Liga Nicoleña de Fútbol no puede ni debe permitir que se vuelvan a jugar partidos con estas características sin presencia policial. Se espera que la APREVIDE tome duras sanciones contra el Club Unión Deportiva de General Rojo y los simpatizantes de ambas instituciones deportivas.
Es momento de tomar medidas drásticas para erradicar la violencia en el fútbol y en la sociedad en general.
Ver vídeo de los incidentes:
