El pasado encuentro de candidatos en el balotaje reveló contrastes significativos entre los dos contendientes: un referente político consolidado y un candidato a presidente que se mostró como una opción improvisada, careciendo de las cualidades mínimas y elementales necesarias para gobernar.
Durante las casi dos horas de debate, quedó patente la propuesta de gobierno de Milei, centrada en desestabilizar el estado actual, prescindiendo de aspectos fundamentales como salud, educación, convenios colectivos, estabilidad laboral y reformas en las leyes de protección laboral.
Milei abogó abiertamente por la eliminación de subsidios en diversos sectores, desde el transporte hasta los programas de vacunación, proponiendo una reforma que sus críticos consideran oscura y un retroceso de más de cien años en las conquistas del movimiento obrero. En contraste, Sergio Tomas Massa se presentó como un candidato más sólido y coherente, enfocado en la inserción del país en el mercado, eliminando impuestos y fomentando el crecimiento en todos los sectores, sin prescindir de subsidios y manteniendo la salud y educación públicas. Además, destacó la importancia de mantener los derechos laborales y las conquistas obreras, promoviendo un gobierno de unidad y federal.
El contraste entre ambos candidatos se evidenció también en la capacidad de respuesta y conocimiento. Milei no logró convencer sobre su idoneidad para trabajar en una empresa estatal, al no superar un examen psicológico, y tampoco pudo explicar el propósito del GDE, destinado al control de expedientes estatales.
Durante el debate, Massa se mostró comprometido con la gestión pública, mientras que Milei representaba, según sus críticos, los intereses del sector privado. Massa abordó con firmeza la situación de los pensionados por las Aseguradoras de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), denunciando condenas a miles de personas con haberes que oscilan entre los cinco mil y veinticinco mil pesos. Recordando que Milei fue uno de los impulsores de este desastrozo programa que en caso de ganar volvera a proponer.
En conclusión, la noche de debate dejó en claro que, de cara a las elecciones del 19 de noviembre, Sergio Massa se erige como el único candidato viable. La velada fue dominada por un Milei que, según sus opositores, exhibió violencia, indecencia y falta de tacto social. ¿Qué podemos esperar de un político que elogia a Margaret Thatcher, niega la soberanía de las Malvinas y cataloga al Papa Francisco como representante del mal en la tierra? Estas preguntas se perfilan como elementos cruciales para la decisión de los votantes argentinos en las próximas elecciones.
