La representación y gestión de la Liga Nicoleña de Fútbol está siendo objeto de críticas y controversias. Su comité ejecutivo ha sido señalado por su influencia en los resultados y su falta de transparencia, lo que ha generado desconfianza en el entorno deportivo. Además, es preocupante que aún no haya establecido un Tribunal Disciplinario.
Un tema de gran preocupación es el formato del Torneo Clausura, que divide a los equipos en tres zonas de cinco equipos cada una, dejando a tres planteles libres en cada fecha. Se ha planteado la hipótesis de que este formato se diseñó para favorecer a los equipos locales, ya que debían enfrentar compromisos en el Torneo Regional. Esto plantea interrogantes sobre la equidad en la competición.
El tema del fair play financiero parece no estar en la agenda, a pesar de que la Liga Nicoleña recauda cada vez más dinero, pero no logra rendir cuentas adecuadamente. La dependencia del subsidio del Municipio es un hecho lamentable, especialmente si se considera el aumento de sus ingresos.
La figura de Oscar Bosoletti como líder de la liga está en entredicho, ya que se le acusa de tener problemas con la mayoría de los clubes, a excepción de aquellos con los que hace acuerdos para que su hijo juegue. Estos aspectos plantean un panorama oscuro y cuestionable en la dirección de la liga.
En vista de estos problemas y controversias, es necesario plantearse si Oscar Bosoletti debería considerar la posibilidad de renunciar a su cargo, con el objetivo de permitir una renovación y una gestión más transparente y equitativa en la Liga Nicoleña de Fútbol. Es un momento crítico que requiere una reflexión seria y acciones concretas para restablecer la integridad y la confianza en esta institución deportiva.