En un giro inesperado, la provincia de Buenos Aires, a través de la Autoridad del Agua (ADA), emitió una resolución que podría redefinir la propuesta turística de San Nicolás. Según este dictamen, el Municipio deberá restituir el terreno de las playas El Arenal y Barranquitas a su estado natural, generando controversia en torno a la ampliación y su impacto en el turismo local.
La playa, que recientemente había extendido la oferta turística de la ciudad, ahora se encuentra en el ojo del huracán debido a las críticas vertidas por la Autoridad del Agua (ADA). Argumentan que esta expansión está generando un daño ambiental que no puede pasarse por alto.
Las obras, lideradas por el intendente Passaglia, se realizaron en la Isla Ballesteros, ubicada dentro de la reserva natural Parque Rafael de Aguiar, un enclave que abarca 1.500 hectáreas de humedales y bosques nativos. Según el dictamen de la ADA, estas acciones resultan no solo ilegales, sino también perjudiciales para el ambiente. Como resultado, se dictaminó que el terreno debe ser restituido a su estado natural.
Este pronunciamiento ha desatado un debate en la comunidad, ya que la propuesta turística había sido aclamada por ampliar el caudal de visitantes locales y turistas que disfrutan del espacio. La playa se había convertido en uno de los principales atractivos de la región, atrayendo una mayor afluencia de personas y dinamizando la economía local.
En el equilibrio entre desarrollo y conservación, ahora se plantea un desafío para el Municipio de San Nicolás. El foco está en lograr una solución que concilie la atracción turística con la preservación del entorno. La llegada de más turistas puede impulsar la economía local, pero debe hacerse de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La incertidumbre se cierne sobre el futuro de esta propuesta turística mientras se espera la respuesta y las acciones que tomará el Municipio ante el dictamen de la ADA. La importancia de la llegada de más turistas es indiscutible para la comunidad, pero encontrar el equilibrio entre desarrollo y conservación se presenta como un desafío crucial para el crecimiento sostenible de San Nicolás.
